Con independencia de los errores o aciertos que se pueden cometer cuando se sale a la calle de manera unísona, como lo acontecido el 15-O, yo hago público que estoy contagiado del movimiento “INDIGNADOS”.
Además, el sentimiento de adhesión es libre. Por convencimiento. Este movimiento social que no obedece consignas de nadie, no impide que la coordinación haya podido aglutinar a cerca de mil ciudades en el mundo protestando contra ese mundo que no nos gusta y que es necesario cambiar.
Cuando los acampados de Sol, dejaron la Plaza, se podía pensar que el final de la protesta pacífica seguiría su inercia y se convertiría en un episodio más del año 2011.
Nada más lejos de la realidad. Los datos son testigos de lo sucedido. Los motivos que inducen a la manifestación masiva son diversos y cada persona siente una necesidad para decir ¡BASTA!
Foto: 20 minutos.es
Particularmente, tengo varios principios que me obligan a manifestar mi desacuerdo con la forma de gestionar la vida en el siglo XXI.
En alguna ocasión he dejado constancia: no podemos utilizar el dinero de manera discriminada para corregir los desaguisados económicos y sin embargo no inyectamos el dinero necesario que evite el hambre que mata a las personas.
En España, observamos que de manera más o menos directa se implantan recortes o ajustes de la economía y siempre se hace sobre las clases sociales más vulnerables. Estamos observando últimamente las cantidades económicas mensuales que reciben determinada clase política; asistimos inquietos ante las retribuciones de los dirigentes empresariales y los blindajes que se hacen para proteger sus tropelías.
Sin embargo, cuando se levantan las voces para indicar que existen muchos campos en la economía para aplicar ajustes de equilibrio, tratan de acallar las quejas no dándole eco ni repercusión.
Es muy posible que todavía no se tome conciencia de lo que el movimiento “INDIGNADOS” significa. Pero quede constancia que lo sucedido hoy, deja un poso imborrable. Cuándo se cumple lo expuesto en la pancarta se desconoce. Pero nadie dude que de seguir por el camino que vamos, se tendrán que aplicar las correcciones necesarias que vuelvan a poner al mundo en orden.