Terminado el descanso de esta semana, en España y Europa
entramos de lleno en el proceso preelectoral para las elecciones del día 25 de
mayo. Aunque parezca un tópico, ¡no son unas elecciones más!
Y no lo son, debido a que es la primera vez después del
tratado de Lisboa, que elegimos a los 751 europarlamentarios que representan a
los 28 países que conforman la Unión Europea.
Es obligado recordar cómo se compone: Parlamento, Consejo
europeo y Comisión europea. También es importante saber que los estados
miembros tienen cedidas 126 competencias a la UE, y que de ellas, 100 van a ser
tratadas, debatidas y aprobadas por el Parlamento, cosa ésta, que no se ha
hecho anteriormente.
Dentro de los 751 europarlamentarios, en función del peso
de cada país hay asignada una representación. En el caso de España, le
corresponde 54 europarlamentarios. Que una vez elegidos y debido a sus
postulados políticos se integran en los distintos grupos que se conforman en el
arco europarlamentario.
A su vez, el resultado mayoritario de la suma es lo que
define la ideología política que va a Gobernar Europa durante los próximos
cinco años. Por ello, es muy importante el resultado electoral de cada uno de
los estados miembros.
Mucho se habla y se dice sobre la Europa de los
ciudadanos, y de la Europa de los capitales. Muy resumido, estos conceptos son
los básicos que hacen que a la hora de legislar sobre Educación, Transporte,
Energía y otras competencias cedidas, en función de la ideología política
imperante en el Parlamento, las decisiones llevarán un marcado tinte social o
económico. Que luego los estados están obligados a cumplir.
En España tenemos amplia experiencia de lo que esto
significa. Por tanto, aunque parece que la institución europea es una cosa
lejana, que esté gobernada por conservadores o progresistas es fundamental para
el futuro de los 500 millones de europeos.
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