La intervención directa de la dirección federal del PSOE, abre una puerta de esperanza para poder lograr la necesaria estructura que facilite obtener la confianza futura del electorado.
Lo ocurrido en Madrid, no es fruto de la casualidad ni producto de una mala gestión. Es consecuencia de sus inicios: Así lo describe Wikipedia.
El Partido Socialista de Madrid-PSOE (PSM-PSOE) es el nombre de la federación del Partido Socialista Obrero Español en la Comunidad de Madrid.
Sus origines están en Congreso Regional de febrero de 1977, cuando la antigua Agrupación Socialista Madrileña pasa a denominarse Federación Socialista Madrileña (FSM). En mayo de 1977 se fusiona con la Convergencia Socialista de Madrid. Llegan así a la FSM Joaquín Leguina, Juan Barranco, José Barrionuevo o Enrique Barón. Después de las elecciones generales de junio de 1977 inicia conversaciones con las agrupaciones madrileñas del PSOE (Sector Histórico) y Partido Socialista Popular, consiguiendo la incorporación de ésta última en enero de 1978. Así se incorporó, por ejemplo, Enrique Tierno Galván.
En su 10º Congreso Regional (2004) adopta el nombre de Partido Socialista de Madrid-PSOE.
Desde el 2000 su Presidente es Pedro Sabando y su Secretario General es Rafael Simancas.
Al constituirse la Comunidad de Madrid en la primeras elecciones de la Asamblea de Madrid de 1983, su candidato y Secretario General Joaquín Leguina es electo Presidente de la Comunidad.
Secretarios generales de la FSM/PSM
• Alonso Puerta (1977 - 1979);
• Joaquín Leguina (1979 - 1990);
• Teófilo Serrano (1990 - 1994);
• Jaime Lissavetzky (1994 - 2001);
• Rafael Simancas (2001 - 2007).
A estos orígenes hay que sumarle el contenido de las hemerotecas. El País lo relata de esta manera: La Federación Socialista –ahora Partido Socialista de Madrid (PSM)- ha vivido durante años al margen de la dirección federal. Las distintas familias del partido se lo guisaban y se lo comían, se repartían los puestos en las candidaturas, se cocinaban las campañas electorales y digerían las victorias o las derrotas. Todo era cosa de dos (bandos): los acostistas, -liderados por José Acosta, versión madrileña del guerrismo– y los renovadores -dirigidos por Joaquín Leguina-.
En 1994, se harían un hueco los “renovadores por la base”, un grupo encabezado por José Luis Balbás, que pactó indistintamente con unos y otros. A este grupo pertenecían Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, los tránsfugas que impidieron el Gobierno de la CAM, PSOE-IU en 2003.
Se salva el momento de gloria alcanzado por el triunfo de Felipe González, a cuyo rebufo en 1983, el profesor Enrique Tierno Galván gana el Ayuntamiento de Madrid y Joaquín Leguina la Comunidad autónoma. Después de aquella época, la realidad se impone y el descenso de votos ha sido una constantes hasta hoy.
Los expertos en marketing dicen que a veces es necesario tocar fondo para lanzar un impulso y salir a flote. Este, debe ser ese momento. Ahora bien, hay implantada una filosofía en la organización que me preocupa enormemente: cuando se aborda la expresión libre de la militancia, son muchos los dirigentes que debido a la historia relatada, no tienen inconveniente en decir que “las cosas en este partido se hacen así”. Y ya somos muchos los que pensamos que las bases debemos encontrar los cauces por los cuales podamos manifestar nuestra opinión acerca de las personas y estructuras más adecuadas a la realidad social que vivimos.
Los datos de la encuesta avalan lo dicho. ¿Cómo crees que deben abordar los socialistas madrileños la crisis de su partido?
Reitero a la Gestora la imperiosa necesidad de la militancia.