Todas las personas tienen el derecho de ampliar sus
conocimientos. Pero ello, debe de hacerse dentro de las normas establecidas y
aplicadas de manera general a todos los aspirantes que deciden incrementar su sabiduría.
En el caso Cifuentes, el rosario de anomalías que se
están conociendo inducen a predecir que el mencionado Máster que dice haber
obtenido en la Universidad Rey Juan Carlos, si ella no aporta el trabajo
realizado, se concluirá que es falso.
Para una representante política de la ciudadanía, el
hecho de que todas las informaciones e investigaciones sobre la manera en que
se certificó el Máster, hacen verificar que el trabajo que se les exige a los
demás alumnos ella, no lo ha realizado. Si además la interesada insiste en que
ella tiene un Máster y la Universidad no lo puede acreditar, está mintiendo a
la opinión pública en sede parlamentaria.
La mentira y la falsedad en política están muy castigadas.
Nadie que pretenda obtener la confianza de la sociedad cuando solicita su apoyo
para el proyecto político que presenta, tiene credibilidad con los antecedentes
que se le están demostrando a Cristina Cifuentes. Por tanto, no tiene otra
salida que la dimisión de su cargo público.
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