07/02/2007

Ruido y perversión

Cualquier magistrado no puede alcanzar una plaza en el Tribunal Constitucional. Debe tener acreditado un prestigio avalado por los trabajos realizados a lo largo de su carrera profesional. El historial idóneo del magistrado Pablo Pérez Tremps, que le sirvió en su día como aval, es precisamente lo que se le vuelve en contra para poder expresar su opinión dentro del Tribunal del que forma parte. Incoherencia mayor no se conoce.

Como es habitual la reflexión expositiva de la editorial del Periódico, demuestra la procedencia de lo ocurrido. Adjunto íntegramente.

La nueva ofensiva contra el Estatut Catalán
El pleno del Tribunal Constitucional ha admitido --por seis votos contra cinco-- la recusación del PP contra el magistrado Pablo Pérez Tremps, quien no podrá votar en el recurso presentado por los populares contra el Estatut. El motivo de la recusación es haber "participado directa o indirectamente en el asunto objeto del pleito o causa".
Pérez Tremps, catedrático de Derecho Constitucional, elaboró un informe académico para la Generalitat sobre las relaciones exteriores de Catalunya. Eso ocurrió un año antes de ser magistrado del Constitucional y antes de que empezara la elaboración del nuevo Estatut.

La primera interpretación de este hecho es clara: la recusación de Pérez Tremps se inscribe en los intentos del PP por romper el equilibrio existente en el seno del Tribunal Constitucional a favor del sector conservador, con el objetivo de que se declare la inconstitucionalidad de una parte sustancial del Estatut. Este proceder del PP --que ha forzado, por primera vez en su historia, la recusación de un magistrado-- encaja a la perfección dentro de la campaña de acoso y derribo contra el Gobierno Zapatero, una estrategia que ha tenido una de sus dos patas --la otra es la tregua de ETA-- en el Estatut de Catalunya. Cabe recordar que magistrados del llamado sector conservador del Constitucional han realizado dictámenes y trabajos políticos siguiendo las tesis del PP, pero nunca fueron recusados.

Pero la realidad es poliédrica y admite otras lecturas. Una de ellas sería la del error cometido por el magistrado Pérez Tremps, al no asumir que --más allá de la estricta aplicación de la ley, siempre opinable-- existe un principio de prudencia y de puntillosa pulcritud democrática que le aconsejaba, cuando se planteó la recusación, quitarse de en medio y dejar el campo libre. De esta forma, hubiese facilitado, con su sacrificio, la recomposición del equilibrio destruido.

La conclusión de fondo tras este episodio es que el bipartidismo político alcanza a todas las instituciones del Estado, incluido el Tribunal Constitucional, que debería estar muy por encima de la melé política diaria. Se trata de un déficit democrático grave, que va a impregnar lo que debería ser un debate técnico, profundo y sereno sobre el Estatut. El PP, que admite en otros estatutos lo que recurre en el de Catalunya, ha visto una brecha favorable en el caso de Pérez Tremps, aun a costa de dañar el prestigio institucional.

Nota del autor: después de la situación que vivimos, y a pesar de lo doloroso del caso para el afamado magistrado D. Pablo Pérez Tremps, éste, apreciada la actitud de la mayoría de los componentes del Tribunal Constitucional, hacia su persona y méritos profesionales, debe presentar su dimisión y que el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, cumpliendo con su deber, nombre al sustituto en el cargo.
Por muchas voces que levante el PP y sus acólitos medios de comunicación afines, el proceso de revisión estatutaria para el avance de la Comunidades autónomas no puede paralizarse.

4 comentarios:

Alberto dijo...

el problema es que con lo sucedido la institucion ha quedado desprestigiada, no solo por la accion de los politicos, sino por la vision de la prensa. Donde tendria que haber expertos independientes ahora no hay sino "facciones politicas" y eso no puede ser en democracia.

Sin el Tribunal Constitucional, ¿qué nos queda entonces de democracia en España?

Anónimo dijo...

EL PONTON DE LA OLIVA
En el Tribunal Constitucional
se ha recusado a un magistrado
que está para impartir justicia
y sus compañeros le han desamparado

Se admite la querella
en el Alto Tribunal
para deshacer el equilibrio
y propiciar el vendaval

Si el Tribunal Constitucional
debe ser, y parecer neutral
no se deben admitir querellas
bajo ningún pretesto social

El Parlamento elige a sus miembros
del Alto Tribunal
si ya han pasado su filtro
para que queremos enredar más

Si enredamos para gobernar
aunque sea a costa del Tribunal
el dia que esta gente gobierne
ya nos podemos hechar a temblar

Les da lo mismo lo que sea
con tal de obsatruir y criticar
no haciendo la critica constructiva
y luego quieren gobernar

Y ahora después del recurso
quién recursa al recursador
el recursador que lo recurse
buen español y ... tendrá

Anónimo dijo...

Pérez Tremps tenía una salida elegante que hubiera evitado la supuesta colisión entre la libertad de producción científica y su trabajo de magistrado en el Constitucional: abstenerse
Es lo que hizo, el juez Manzanares, cuando siendo magistrado del Supremo se abstuvo en el "caso GAL", después de que el ex ministro Barrionuevo, procesado por ese asunto, le recusara. Y eso que la razón aducida por el político felipista ("enemistad manifiesta") era más etérea e intangible que los 6.000 euros cobrados por Pérez Tremps por su informe para la Generalitat.
Nombres que suenan para suceder a Pérez Tremps, si dimite: Paloma Biglino (de la Universidad de Valladolid). Luis Aguiar (de la Carlos III, el West Point de ese científico imparcial e independiente que es Peces-Barba).
¿Que le parece Don Antonio?

Anónimo dijo...

Hola, acabo de leer su comentario en El País sobre el referendum de Andalucía. Soy un joven andaluz de izquierdas que no ha votado, al igual que su familia y un amplio grupo de amigos. No nos sentimos identificados con la expresión 'realidad nacional', un cliché identitario a nuestro juicio bastante reaccionario, impropio de Andalucía. Creíamos que esas cosas eran para los nacionalistas catalanes,vascos, españoles y demás obsesos por el lugar de nacimiento. Le recomiendo 'Contra cromagnon' un ensayo sobre el inexplicable acercamiento de la izquierda a las posturas nacionalistas, más preocupadas por el pueblo en abstracto antes que por el ciudadano.