01/05/2011

Nonagenario reivindicativo

En la pasada fiesta de San Jorge, en Barcelona, la tradicional fiesta de Sant Jordi, tiene la muy buena costumbre de regalar libros y rosas. Las estadísticas de ventas de libros dicen que ¡Indignaos! de Stépfane Hessel, ha sido el ejemplar más vendido.

Días atrás, la derecha retrógrada española se refería a este libro ridiculizando su contenido y usando la edad del autor en tono despectivo y poco menos que indicando que se trataba de un caso senil.

Obviamente, la contradicción de ser el libro más vendido en la fiesta del libro y la rosa, y que la derechona lo desacredite con vehemencia, me lleva a leer varias veces lo que dice el Sr. Hessel.

Cuando faltan 21 días para que los electores españoles, elijamos a nuestros gobiernos municipales y algunos autonómicos, conviene recordar diversos datos que contiene el libro y que tanto molesta a la derecha española.

Partiendo de la experiencia acumulada durante sus 93 años, Hessel, defiende valores que se han perdido y que nos lleva a situarnos en la peor crisis económica que vive el mundo.

Así, el interés general debe dominar sobre los intereses especiales. Una organización racional de la economía debe asegurar la subordinación de los intereses especiales a los intereses generales.

Una verdadera democracia necesita una prensa independiente. La educación más avanzada debe ser conocida por todos los niños y niñas sin discriminación.

Alerta sobre la necesidad de que los líderes políticos, económicos e intelectuales y la sociedad no tienen que ceder ni permitir la opresión de una dictadura internacional real de los mercados financieros que amenazan la paz y la democracia.

Advierte que la peor actitud es la indiferencia, decir “no puedo hacer nada contra eso. Ya me las arreglaré para salir adelante”.
Y, mientras, la gran brecha que existe entre los más ricos y los más pobres no para de crecer.

Hace un llamamiento a las nuevas generaciones para que no dejen que esta brecha se vuelva mayor. Para ello, reflexiona sobre la Declaración de los Derechos Humanos (1948). Se lamenta que ni Obama EEUU ni la UE se han comprometido a lo que debiera ser su aportación por una fase constructiva, basada en valores fundamentales.

Y nos convoca a una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas para evitar que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles, hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos.

Estoy convencido que si el día 22, tenemos una participación activa y ponemos la primera piedra de estos valores, estaremos iniciando el camino corrector que el mundo necesita.

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