03/01/2010

Levantemos la voz

Esta nueva década del siglo XXI, no puede ser la sucesión imparable de acontecimientos. Las realidades imperantes que vivimos obligan a los poderes políticos y económicos a introducir las correcciones necesarias que impidan el desequilibrio mundial.

La unión de crisis económica y cambio climático, son dos factores demoledores para la humanidad. Por ello, no se entiende como bien define Leonardo Boff, que después de “años de preparación, diez días de discusión, la presencia de los principales líderes políticos del mundo... no fueron suficientes para despejar la tiniebla mediante un acuerdo consensuado de reducción de gases de efecto invernadero que impidiera llegar a los dos grados Celsius".
Sobrepasado ese nivel y rozando los tres grados, el clima ya no será controlable, y quedaríamos entregados a la lógica del caos destructivo, amenazando la biodiversidad y diezmando millones y millones de personas.

Impresionante relato sobre el fracaso de Copenhague: Rumbo al desastre.

3 comentarios:

Andrés Boto dijo...

Desgraciadamente hasta que no haya una catástrofe de enormes consecuencias los gobiernos no se van a poner de acuerdo. Yo soy muy pesimista respecto al futuro económico y natural del planeta, hay muchos egoísmos y provincianismos de Estado a lo largo y ancho del planeta.

Un saludo.

Antonio Pulido dijo...

Andrés, la visión que expresas me ha llamado la atención. Por ello, entro en tu perfil y me sorprende gratamente que un joven como tú, tenga tan claro las formas y los modos que debemos aplicar, además, de los procedimientos económicos para gestionar los servicios públicos.
La grandeza de la política consiste en lograr la paz sin utilizar la violencia. Me motiva apreciar jóvenes con tu pensamiento.

Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

EL TROVADOR, TROVANDO
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Año nuevo, trovas nuevas con los oídos muy finos en las soluciones del paro con la miseria acumulada en tan poco tiempo; luego, nuestros padres de la Patria irán deshojando la margarita con soluciones acertadas…

¿La oposición será leal y no se desgañitará en anhelos conformables para el rebaño retorcido en amasijos apilables de avaricia?

Los poderes fácticos serán más caritativos con los menesterosos abandonados a la deriva del destino social. Pero, sin ellos, la vida será más difícil mientras no se invente los instrumentos de control necesarios para la economía de los débiles.

Mis trovas son alaridos en el océano de la miseria plagado de tiburones voraces e insaciables, capaces de rebañar hasta la carroña.

Soy el trovador que vaga errante por las ondas peregrinas de la memoria cibernética moderna.

No soy el trovador de los soportales acompañado de mi guitarra predicando en el desván de la vida.

Soy el soñador de las mentiras acumuladas en el espacio invisible de la memoria que suelta la verborrea en las esquinas imaginarias de la plaza predicando las hazañas de aquellos insignes de la trama corrupta y la reyerta.

No soy el alquimista perturbado en profundizar el disparate de los políticos deslenguados y en la falta de respeto a los ciudadanos. No.

Soy el payaso entretenido en recoger las miserias de la vida agazapadas en los discursos incendiarios de los políticos que quieren conquistar en poder a toda costa.

No soy notario de cualquier actualidad, no. El trovador solo se entera de lo que tiene que enterarse que no es poco en nuestra sociedad; eso sí, teniendo el deber moral de comunicarlo en verso y prosa.

Soy el recogedor de las mentiras políticas que nos asedian todos los días con propuestas, algunas ya evangelizadas hacia los logros sociales sometidos a la tortura predicadora de la mentira.

Me he propuesto este año, con la presidencia de turno europea, no decir mentiras piadosas, en aras del pepero mayor por dignarse en apoyar al Gobierno de España, que es de todos los españoles.
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EL PONTON DE LA OLIVA
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