15/06/2008

La legalidad y el sentimiento

Me impresiona que un personaje político con el bagaje que tiene José Bono, pierda los papeles ante la exhibición de la insignia republicana.
Las agencias se hacían eco de la siguiente noticia:
El presidente del Congreso, José Bono, reprendió a uno de los ex presos franquistas a los que recibió en un acto de homenaje por enarbolar una bandera republicana, y le dijo que en la Cámara Baja no se pueden aceptar "manifestaciones que no son legales en este momento".

Era la primera vez que tantos presos del franquismo se reunían fuera de una cárcel. Entre todos, acumulan miles de años de prisión.
José Bono, en su intervención ante los invitados, ensalzó el sacrificio de los ex-presos “por defender algo de lo que muchos hoy se sorprenderían: no sólo la libertad, sino también la legalidad, la ley”.
Fue en el fragor de la emoción vivida y porque se estaba reconociendo después de tantos años lo que ellos representaban, cuando Antonio Moya, de 58 años, comunista que salió de la prisión de Valencia el día que murió Franco, paseó la bandera republicana por la Cámara baja. Fue entonces cuando Bono, se pone nervioso y dice: "La legalidad es el único imperio, ni la comodidad ni los sentimientos".

La Real Academia define así ambos conceptos:
Legalidad. Ordenamiento jurídico vigente.
Sentimiento. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente.

En este acto entrañable la cintura política del presidente del Congreso ha sido muy magra y provoca que el secretario general de UGT, Cándido Méndez, que sube a la tribuna de discursos y no puede contenerse: "Vosotros sois la dignidad del ser humano hecha carne” ¡Los sentimientos no se pueden someter a la legalidad!

La compleja personalidad de José Bono, es así. Precisamente, como puedes comprobar por la fecha de la misiva, la guardo porque estaba convencido que el perfil descrito, algún día nos depararía sorpresas.


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4 comentarios:

Santi Costa dijo...

Completamente de acuerdo compañero. El problema de fondo es que estamos ante una persona que intentó igualar a la brigadas internacionales y las tropas franquista. Creo que deberíamos hacer una reflexión sobre la importancia de estos acontecimientos más allá del tema más simbolico-mediático.

Un saludo.

Anónimo dijo...

""Hijo de un alcalde falangista. Estudió bachillerato en el colegio jesuita de la Inmaculada (Alicante). Posteriormente, ingresó en ICADE, en aquellos momentos dependiente de la Universidad de Deusto, para estudiar Economía y Derecho.""

Una vez más se demuestra que, al final, casi todo ser humano vuelve a sus orígenes.
Eggggggg que.... a algunos les cuesta reconocer que el feudalismo acabó en el siglo XV.
Un saludo Antonio, se echaban de menos tus comentarios.
Me complace ver que vuelves con las pilas cargadas.
Jose Luis.

Anónimo dijo...

Ahí va otra carta a José Bono, También sin desperdicio.

Carta abierta a José Bono [Belén Meneses]
Desde la perplejidad como ciudadana, la indignación como republicana y el bochorno como socialista.
Belén Meneses



Vaya por delante mi más sincera felicitación por la acertada iniciativa de recibir en el Congreso de los Diputados, recinto donde está representada la soberanía popular, a los hombres y mujeres a quienes el régimen dictatorial que durante cuatro décadas mantuvo secuestrada esa voluntad popular, persiguió y encarceló, privándoles de su libertad e intentando socavar su dignidad. Fue un acto de merecida justicia hacia los presos políticos y sus familias, que sin duda le honra, señor Bono.

Sin embargo, señor presidente del Congreso, debo decirle también que como ciudadana de un país libre y democrático, me sentí profundamente contrariada cuando reprimió la libertad de expresión de un ciudadano que pretendía exteriorizar su sentimiento republicano, desplegando la insignia que representaba el sentir general de quienes estaban siendo homenajeados. En mi opinión, señor Bono, su regañina fue inmerecida y desproporcionada. Cuando proclamó que “la legalidad es el único imperio”, ¿Estaba señalando que es ilegal exhibir una bandera republicana? ¿O tal vez lo que infringe la legalidad es hacerla ondear en el Congreso de los Diputados? Y si es así, ¿Cuál es le motivo? ¿Acaso los resortes del Estado se tambalean por ello? ¿Cómo es posible que la presencia de la tricolor en un acto de homenaje a hombres y mujeres de tendencias republicanas pudiera escandalizarle? ¿Qué esperaba, una manifestación espontánea de vivas al rey con banderitas rojigüaldas ondeando al viento?

Ahora, querido José, permíteme dirigirme a ti como compañero a quien me une la pertenencia a un partido con casi 130 años de historia, aunque nuestras coincidencias ideológicas, por lo general, suelen ser antagónicas. Estoy convencida que conocerás los años más duros de esa historia de nuestro partido, cuando defender las ideas socialistas significaba arriesgar la libertad y la vida. Sé que no ignoras que de los 201 diputados de las filas socialistas que en el periodo republicano se sentaron en la Cámara que hoy presides, más de 100 hubieron de partir al exilio para poner sus vidas a salvo, casi una veintena sufrieron prisión y 58 fueron ejecutados ante un pelotón de fusilamiento o asesinados al pie de caminos, cunetas o barrancos. Todos ellos, ocuparon sus escaños en ese mismo escenario donde, demostrando una escasa sensibilidad que hizo deslucir un acto entrañable, repudiaste la bandera que representa los principios por cuya defensa nuestros compañeros fueron represaliados.

Podrás, querido compañero, justificar tu comportamiento diciendo que no actuabas como militante socialista, sino como máximo responsable del Congreso de los Diputados. Tengo la seguridad, señor presidente de Congreso, que también conoce usted quienes fueron sus predecesores en el cargo en el transcurso de la historia. Seguro que está presente en su memoria el nombre de quien presidió las primeras Cortes republicanas, el también socialista, Julián Besterio, que falleció encarcelado y enfermo en la prisión de Carmona por mantener su lealtad a los valores encarnados en esa insignia que hoy, en nuestra democrática España, tiene vetada su presencia en el lugar donde supuestamente estamos representados todos los ciudadanos españoles.

Espero, señor presidente del Congreso, querido compañero, apreciar en el futuro dosis de mayor tolerancia y sensibilidad hacia los hombres y mujeres a quienes tanto debemos por su sacrificio, su ejemplar comportamiento y su compromiso con la defensa de esa libertad que hoy todos disfrutamos, o al menos, así debería ser.

Antonio Pulido Ruiz dijo...

Gracias, Belén. Muchas gracias por utilizar esta humilde página para dejar constancia de tu sincera reflexión.