09/12/2006

Protagonista de la historia

Dentro de la crónica de actualidad, voy a presentar lo injusto y ofensivo que determinados eslóganes esgrimidos por los manifestantes que acuden a las concentraciones de la AVT pueden ser para la memoria y reconocimiento de algunas personas.

Haciendo el barrido informativo habitual, me encuentro con lo siguiente: en un libro de reciente aparición presentan al abuelo del presidente Zapatero, como un agente doble y miembro de la masonería. El abuelo del presidente fue fusilado el 18 de agosto de 1936 en León. Era capitán de infantería y su crimen fue permanecer leal a la República en una ciudad donde los principales mandos militares se habían sumado al golpe de Estado declarado un mes antes. Tenía entonces 43 años y dos hijos. Los archivos militares y el testimonio de su familia permiten reconstruir su vida.

En la publicación digital “Tiempo hoy”, bajo el título: La verdadera historia del abuelo de ZP, se hace una descripción de la personalidad y las últimas vivencias de JUAN RODRÍGUEZ LOZANO. Para que la sociedad pueda valorar la ofensa de “Zapatero vete con tu abuelo”, recomiendo su lectura.
A modo de introducción, veamos el origen de la persecución: fue una carta que el capitán Lozano envió en febrero de 1934 al director del diario El Socialista, Julián Zugazagoitia, para puntualizar una información del rotativo que calificaba de monárquicos y señoritos a todos los oficiales del Ejército. El abuelo de Zapatero aprovechaba también la misiva para ofrecerse a colaborar sobre temas castrenses con seudónimo. “Estimado señor mío: soy capitán del Ejército y desde que comencé a discurrir por mi cuenta, socialista (...) Esta carta no es, pues, ni de un oficial monárquico, ni de un oficial señorito. Es, simplemente, la carta de un militar que, a pesar de serlo, siente inquietudes espirituales y tiene la esperanza de una Humanidad mejor, de una más justa y más científica organización social”.

La masonería

Quiero declarar que el único libro que he depositado en el contenedor de papel, ha sido el escrito por César Vidal, dedicado a la masonería. Es tan exagerada la manipulación que el autor hace sobre el mundo y la filosofía masónica que no pude archivarlo. Y ello, me llevó a indagar sobre la verdadera historia y el porqué de su persecución. De las muchas publicaciones digitales que puedes encontrar en la red, adjunto una dirección que entiendo describe imparcialmente lo que es el mundo de la masonería.

Para desacreditar al capitán Rodríguez Lozano, se le describe como persona perteneciente a la masonería. Manifiesto que siento un especial interés por todo lo que envuelve a ese mundo:

- La masonería tiene por misión preparar la Concordia Universal, debe pues mejorar tanto al hombre como a la sociedad.
- La masonería es una institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad. Trabaja por el mejoramiento tanto material como moral y para el perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad.
- Tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto a los otros y a uno mismo y la libertad absoluta de conciencia.

Dice el capitán: Es, simplemente, la carta de un militar que, a pesar de serlo, siente inquietudes espirituales y tiene la esperanza de una Humanidad mejor, de una más justa y más científica organización social.

Es hora de recuperar lo mejor de la Institución: La masonería española se definió por su imbricación progresista con la sociedad, encontrándola al lado de la defensa de las libertades individuales, del laicismo, posesionándose ante la universalización de la educación, junto a los movimientos pacifistas y al lado de las capas más desfavorecidas.

4 comentarios:

Alberto dijo...

El problema del asunto este de los padres y abuelos que hicieron la guerra es que se esté utilizando como argumento político para defender las propias ideas y para atacar las ajenas. El asunto este de la mal llamada "memoria" (porque tener memoria de lo que no se ha vivido es tan absurdo como acordarse de lo que nunca ha ocurrido) es el que está levantando las ampollas cuyas consecuencias describe usted hoy.
Lo que empujara a mis abuelos a hacer la guerra en uno u otro bando me incumbe en cuanto que me interesa saber cuáles fueron sus circunstancias personales (siempre dramáticas) en aquel momento pero no determina ni mis ideas ni puede ser fuente para su crítica.
¿Cuál es el problema? Pues que algunos (ya no muchos) de esos abuelos y padres están aún vivos (como uno de los míos) y sufren porque el debate político que se ha abierto les toca, les señala a ellos, pobres carnes de cañón enviadas al frente para representar lo que es y ha sido siempre la guerra, una lucha por el poder donde mueren siempre los inocentes. Yo no quiero que mi abuelo nonagenario venga a casa entristecido por sentirse acusado de nada, simplemente por el hecho de haber hecho la guerra en un bando determinado, como le ocurrió hace poco en una discusión en el centro de ancianos.
Años ha que esto no ocurría y, digo yo, algo tendrá de culpa el señor Presidente del Gobierno, persona que ha hecho de su abuelo, en más de una ocasión, imágen de su política. No puede ser así. Aunque sea, simplemente, por la salud de mi abuelo, que vale más que mil retóricas estúpidas.
Un saludo cordial.

Antonio Pulido Ruiz dijo...

Alberto, comprendo perfectamente lo argumentado. Y observando la coherencia de lo expuesto, convendrá conmigo que los gritos de los manifestantes que asisten a las concentraciones de la AVT, mandando a "Zapatero con su abuelo" son una ofensa que nadie debería tener que soportar.
No comparto la afirmación de que lo que se está haciendo se deba al hecho de tener un Presidente, cuyo abuelo, fue víctima del más triste suceso acaecido en España.
Es necesario recordar sin rencor para no voverlo a repetir.

Alberto dijo...

Sí, lleva usted razón, lo de gritar que el señor Rodríguez Zapatero se vaya "con su abuelo" es de lo más vergonzoso que se puede oir y dice muy poco de las personas que lo gritan. Estoy totalmente de acuerdo con usted. Además, bien mirado, los que creemos en una España democrática no podemos sino preocuparnos seriamente ante dichas actitudes intolerantes. Inquietantes sobre la salud de nuestra democracia, ciertamente. Seguro que vergonzantes para usted y para mí que creemos en la democracia.
Pero, al mismo tiempo, creo que ha habido también algún exceso en el uso de la imagen de su abuelo por parte de nuestro Presidente del Gobierno. Creo que podría haberse evitado. Estoy a favor de resarcir a los que sufrieron represión en la guerra y en la dictadura (en mi casa no escapamos a eso tampoco, por desgracia), pero no me parece bien que se esté abriendo el debate de la mal llamada "memoria histórica" (o es memoria o es historia) porque en la sociedad se está a empezando a interpretar de manera a señalar a la gente personalmente en relación a lo que hicieron sus padres y abuelos. Le seré más claro: se está empezando a señalar a la gente por el bando en el que lucharon sus ascendentes, a poner en duda su compromiso democrático... ¡a hacer que la gente tenga vergüenza de decir que sus abuelos lucharon en el bando franquista cuando la mitad de España tomó partido por ese lado y cuando eso no tiene nada que ver con las ideas que uno pueda hoy tener! Ese es el problema.
Yo prefiero mirar adelante, hablar de otros temas importantes que destruyen nuestro país (i.e. la construcción, la especulación y la corrupción generalizada) que abrir esos episodios de la historia que, repito, para algunos, como mi abuelo nonagenario, aún son memoria, triste memoria porque, recordemoslo, no encontrará usted un soldado de raso orgulloso de haber hecho la guerra. Un saludo cordial.

Antonio Pulido Ruiz dijo...

Decía Ramón María del Valle Inclan: "si el soldado supiera lo que hace, tiraría contra sus propios jefes". Estoy de acuerdo que niggún soldado raso se siente orgulloso de participar en una guerra civíl. Lo triste de la historia de España, ha sido que sin comerlo ni beberlo, sólo por que el mando militar de tu ciudad fuese fiel o sublevado podías aliniarte en uno u otro bando.
Lo trágico fue lo sucedido después de la guerra ¡Es necesario erradicar la venganza de nuestro pensamiento!