12/08/2006

Lluvia de cenizas

Desde que se inició la quema de Galicia he estado ubicado cerca de esa frondosa tierra. Como toda persona bien pensante llego a la conclusión de qué, lo que está ocurriendo en Galicia es algo excepcional, no son incendios al uso, producidos por los calores estivales y la negligencia humana.

Aquí existe una campaña orquestada para sembrar la alarma social. Y en verdad que lo han conseguido, pero el precio pagado es grandioso. A esa tierra poblada de una vegetación diferente a la del resto de España, buque insignia de la denominada España húmeda, la están carbonizando.

Cuando se controlen los focos y la quema cese, se demostrará que lo acontecido no fue casual. La sociedad civil ha dado una lección sin precedentes, cuando las consabidas declaraciones políticas al uso, pretendían ocupar protagonismo. El llamamiento unánime era: primero solución del problema; luego, ya veremos. Cada cual, tiene que asumir la responsabilidad derivada del suceso. Esta vez la estrategia implantada de avivar el incendio cerca de la población urbana ha provocado una solidaridad defensiva de pueblos enteros que pasaran la factura a los instigadores de la tragedia.

Lógicamente de igual manera se analizará el procedimiento y los medios usados para cortar la expansión de la catástrofe en todas sus variantes. Sin ser experto en la materia, sí puedo aseverar que cuando se conoce el comportamiento climatológico del viento y se multiplican los focos incendiados es muy difícil controlar y atajar su explosión. Lo sucedido, por mucho que nos esforcemos en averiguar los porqués, es un “magno atentado ecológico”.

Circulación diferente

Se puede desprender de lo descrito que he estado fuera de mi residencia habitual. He utilizado el coche para desplazarme y reconozco que el comportamiento cívico en la conducción vial ha cambiado. Los puntos y las consecuencias para el carné han surtido efecto. En las carreteras se circula de otra manera.

¡Nos debemos felicitar! ¡Seguridad ante todo!

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